miércoles, 15 de octubre de 2014

Educar es proponer (no imponer)


Edmund Grasty


Es tanto más fácil para el profesor exigir obediencia que invitar/seducir/proponer/motivar a la participación. Después de todo el profesor es más grande, tiene la autoridad y es humano (se cansa, tiene sus necesidades personales, etc.). Imponer es el recurso fácil, proponer es el desafío.

a) Amor. Amor como forma de vida: por uno mismo, los demás, la flora, la fauna, el mundo. Amor como forma de entrega por sobre un deseo de posesión.

b) Disciplina. Disciplina como un hábito de lo que se hace y no de lo que se deja de hacer; como ese con-junto de esfuerzos necesarios para obtener un logro más allá que un ejercicio de obediencia: la disciplina de un deportista en su entrenamiento, de un místico en sus búsquedas, de un científico en sus experimentos.

c) Respeto. Respeto como promovedor de la paz y convivencia, como el principal ingrediente de la solución de un conflicto o en su prevención, como el generador de un crecimiento estable. Somos pequeños en un mundo grandioso.

d) Competencia. Competencia como un concepto privado y propio de la sobrevivencia en un mundo de libertades; como un motivador a la superación y no un descriptor de la autoestima (“soy el peor del curso”, “soy el más rápido del colegio”) que interrumpe la intimidad personal. El buen competidor es valiente y tiene un sentido heroico de la sobrevivencia.


*Licenciado en Educación,
B.A. Economist,
Coordinador de nuevos programas de posgrado, Facultad de Educación
Universidad Mayor

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