jueves, 27 de noviembre de 2014

Hacia donde camina la Educación Física (II parte)


Patricio Delgado P.*


En la primera parte de este artículo se planteaban una serie de interrogantes acerca del sentido de la Educación Física y finalizaba preguntándose sobre la posible relación del escrito con los valores o los fines hacia los cuales debiera orientarse el quehacer de esta. En la búsqueda de una respuesta, citaremos pensamientos de dos personajes de ámbitos muy diferentes pero,coincidentes en humanismo, como lo relató alguna vez Alberto Cortez en su famosa canción „Callejero‟: “…su filosofía de la libertad, fue ganar la suya sin atar a otros, y sobre los otros no pasar jamás”.

O como dice Bisquertt: “La educación física debe… filosóficamente, vincular su sentido… valores y fines…a la realización del ideal del hombre libre…desarrollado a plenitud para el cumplimiento de su destino personal y social”. (1978)

Tal vez,estas reflexiones de un artista, cantante y poeta; y de un médico, quien fuera durante 24 años director del “Físico” de la U. de Chile y el más grande pensador de la Educación Física chilena (primera mitad del siglo XX), nos muestren un horizonte o una alternativa a considerar.

Si a las reflexiones arriba citadas, sumamos el nuevo nombre estipulado para la asignatura y las siguientes dos ideas relacionadas con la educación:

1.- Las bases curriculares denominan la signatura como Educación Física y Salud. (Salud para la Organización Mundial de la Salud (OMS) es: “Un estado de completo bienestar físico, mental y
social, no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia”).

2.- El ser humano es una unidad mental, física, emocional y espiritual.

3.- “La educación física, es sobre todo educación” (1984).

Se crea una instancia reflexiva que aclara espacio para plantearse variadas preguntas, dependiendo del interés o la perspectiva del lector; por ejemplo:

¿La Educación Física que se está entregando en los colegios o el SIMCE están en sintonía con estos planteamientos?

¿La formación que está recibiendo el o la docente de Educación Física responde a esta concepción de la educación y de ser humano?

¿Cuál es la idea de salud que impregna a la educación física al integrarla al título de la asignatura?

Indudablemente, muchas otras interrogantes podrían enunciarse, pero consideremos estás para no alejarnos del punto central de la exposición.


Pongamos el énfasis en la última interrogante, la relacionada con salud, que desde la perspectiva de la estructura del instrumento de medición evaluativa SIMCE, pareciera ser el foco de atención y aparentemente la que permite una solución más pronta, concreta y “medible”.El efecto probable sea un leve cambio en el currículo: Aumentar las horas de la práctica física. Excelente, dos horas obligatorias siempre han sido insuficientesdos horas obligatorias siempre han sido insuficientes.


Con seguridad en un par de años los resultados que busca el SIMCE mejorarán, ¿pero eso nos garantiza una mejor salud? ¿Permite pronosticar que ese educando una vez finalizado su ciclo básico o medio de enseñanza, seguirá una rutina de actividad física permanente?

Es necesario tener presente para este análisis que existe una realidad de la Educación Física muy diferente entre los colegios particulares pagados, los subvencionados y los municipales, tanto por el grado de participación en ella como en la orientación que el colegio o el profesor le imprimen.

Se pueden observar colegios con buena participación de las y los educandos en la clase, otros donde solo la nota cumple un efecto “motivador” y otros donde el profesor se encuentra en permanente negociación para despertar el interés suficiente para una mínima participación. El número de educandos que intentan eludir la clase de Educación Física es alto, las escusas diversas, tanto de damas como varones.

¿Cuáles podrían ser los motivos para no hacer Educación física?

Consideremos una de las posibles causas y un camino; medir menos, encantar más. Esto es más fácil de decir que de hacer. Sin embargo el cómo hacerlo debiera ser un primer objetivo; un objetivo que debe ser producto tanto de la reflexión interna de cada unidad educativa como la de los centros formadores de los docentes de la especialidad. Pero partiendo de un principio y fin común, el punto central que determine la finalidad de la Educación Física, debe ser el ser humano en formación.

En la medida que el educando se sienta atraído y seducido por la Educación Física, que descubra su valor y experimente, por ejemplo, que el siete no solo es para el que corre más sino que también para el que se esfuerza o refleja las actitudes concertadas conjuntamente con el profesor, es más probable que haga de ella una opción para una mejor calidad de vida, con todos los beneficios que en cada dimensión de su ser esta le puede regalar.

Sembrar en cada niño y niña entusiasmo, placer y valoración por la actividad física, puede posibilitar que esta se transforme en una conducta de vida y en consecuencia del logro personal y social de una mejor salud. Con optimismo es factible pensar en una cadena de consecuencias, cuyos eslabones sean el traspaso del valor por la práctica de la actividad física a la descendencia futura, desarrollándose así una cultura de la educación física y la salud.

Sin embargo esto no es suficiente, el concepto de Educación Física es más amplio. Aceptamos que la Educación Física es sobre todo educación, aventuremos a decir que también es sobre todo aprendizaje no es un conocimiento que se almacena, es un aprendizaje que se experimenta, se vive y se expresa en cooperación con otros, en sociedad, al igual que los valores. Y es precisamente esta predominante condición de trabajo en conjunto y de acción la que la transforma en un instrumento propicio para la formación de todos aquellos valores que posibilitan al educando el ascenso hacia el ser humano que debe llegar a ser.

Surge entonces como imperativo preguntarse: ¿Estamos formando un docente de la Educación Física con “las competencias” reflexivas y de análisis necesarias para pensar su propio quehacer? ¿Es el mercado el que nos está determinando cómo debe ser la Educación Física? Cuándo elaboramos nuestras evaluaciones, ¿pensamos también en el ser humano que estamos formando?

En muchos documentos y comentarios se explicita en referencia a los fines de la educación que esta debe “educar para la vida”. ¿Cuál es el significado de esta afirmación?¿Para qué clase de vida?

También podemos proponer una quimera: se debe “educar para ser parte y actor de una sociedad más fraterna y de armonía con el planeta”. Entendido esto como el deber de formar seres humanos que aprendan a sustentar su libertad y vivirla responsablemente, como lo canta Alberto Cortés: “su filosofía de la libertad, fue ganar la suya sin atar a otros y sobre los otros no pasar jamás”.

Ahora, hagamos la pregunta pertinente al tema de este discurso, que se relaciona con la Educación Física y la formación del docente y la docente de la asignatura, y usemos para ello la terminología pedagógica de manejo habitual: ¿de qué manera la educación física tributa a esta idea de ser humano y de educación?

Finalmente, expuestas mis dudas, declaro mis intenciones: lo escrito sólo pretende despertar el interés o animar a quién posee el interés, pero lo tiene en silencio, a escribir, a discutir y compartir con otros y otras, sus ideas e inquietudes en relación a la Educación Física. Y como se trata de avanzar, la reflexión de-be darse no desde el “yo lo hago bien o yo lo hago mejor”, sino más bien desde mis dudas y no de las certezas que me aprisionan y me dejan sin alternativas.

Bibliografía:
CAGIGAL, J. M. (1984). ¿La educación física, ciencia? Educación Física y Deportes. V. 6, números 2-3. 49-58.
OSTOIC, Z. (1978). Luis Bisquertt Susarte, humanista de América. Santiago: Ed. Independiente.
SAVATER, F. (1997). El valor de Educar. España: Ed. Ariel.




* Profesor de Educación Física
Profesor Facultad de Educación

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