miércoles, 14 de enero de 2015

La motivación y el aprendizaje


Marta Galleguillos*

Al hablar de motivación, nos adentramos en un término que reviste múltiples aristas y que tiene directa relación con una emoción o impulso que mueve e inclina hacia una acción. La motivación puede ser definida como el deseo de satisfacer una necesidad que lleva al ser humano a realizarse y sentirse satisfecho consigo mismo. Esta emoción es la que permite finalmente que exista coherencia entre lo que se necesita y lo que satisface esta necesidad.

En el ámbito de la educación la motivación adquiere una vital importancia para lograr más y mejores aprendizajes. Es por esto que la gran problemática que encuentran los profesores iniciados está justamente en el cómo motivar a sus alumnos, conservando el ánimo para aprender, el entusiasmo para preguntar, la constancia para ejecutar la tarea y, en definitiva. el gusto por conocer y
comprender. Esta tarea no es menor, considerando además la diversidad de asignaturas, contenidos y experiencias en las que participan los estudiantes dentro de un programa determinado, con horas o secciones de tiempo estructuradas, con numerosos cursos, con pocos o variados recursos y un espacio no siempre óptimo. Al considerar estos factores nos referimos a un tipo de motivación, denominada “motivación extrínseca”, es decir, aquella que proviene de lo externo, pero que finalmente cuando existe, puede producir un deseo de realizar la acción con certeros resultados, mientras que al no existir puede incluso generar un rechazo hacia ella.

A menudo los estudiantes de nuestro sistema escolar, e incluso en el sistema universitario, manifiestan una motivación extrínseca, es decir, aquella que proviene de estímulos exteriores y que los mueve a estudiar, atender en clases, repasar, hacer trabajos, rea-lizar acciones y procedimientos. La gran motivación extrínseca podría ser la nota, la actitud del profesor que premia o refuerza, la complacencia de los padres, la admiración de los compañeros, los recursos e instrumentos que hacen sentir placer para cumplir la meta, etc. Es en este tipo de motivación donde los padres y docentes han desarrollado una serie de recursos para lograr que los niños y jóvenes desarrollen sus capacidades a través del aprendizaje. No obstante, los esfuerzos a ve-ces no son suficientes, o bien no van en la dirección correcta, puesto que es necesario considerar también la motivación que surge de condiciones internas propias de cada individuo, según sus propios intereses, sus rasgos de personalidad y sus propios sueños. Es en esta última palabra, derivada de los pensamientos que cada persona puede tener respecto a lo que le gustaría hacer, donde se encuentra la motivación intrínseca, es decir, aquella que mueve al individuo por la propia satisfacción en el cumplimiento de un sueño o meta. En este sentido hablamos también de una auto-motivación, o de una persona auto motivada, cuando no requiere que las condiciones externas sean buenas o ideales para sentir el deseo de realizar una acción y en este caso, una búsqueda del aprendizaje.

Citando el documento “Marco para la buena Enseñanza”, elaborado y distribuido por el Ministerio de Educación, podemos extraer del segundo dominio denominado “Ambiente propicio del aprendizaje”, los conceptos que hablan de calidad de los aprendizajes y el contexto bajo el cual sugiere que se
se logren, estableciendo dependencia con componentes sociales, afectivos y materiales. Es en este dominio donde se sugieren diversas estrategias y condiciones que colaboran en un ambiente que finalmente sea motivador para el aprendizaje y logre desarrollar conductas que lleven a ejecutar los diferentes niveles de pensamiento que incluyen habilidades y destrezas cognitivas y procedimentales, para que el alumno final-mente se desarrolle alcanzando una motivación intrínseca hacia el logro de metas para lograr aprendizajes.

Cabe señalar que no todos los aprendizajes se logran dentro de la sala de clases, más bien, es en ésta donde se debiera dar la motivación extrínseca para que el alumno practique, realice tareas y busque mecanismos para aprender des-de su motivación intrínseca. Cuando esto logra generar placer en el estudiante, por el solo hecho de ver satisfecha una necesidad de aprendizaje, estamos ante los efectos de una motivación intrínseca que se ubica en un proceso de mayor madurez del individuo y mayor valoración también respecto a sus propias metas. Es así que en la etapa de la niñez, los estudiantes tienden a motivarse más por los estímulos y situaciones más significativos para ellos, mientras que los estudiantes más grandes, suelen motivarse por la consecución de metas. Estas dos caras de la motivación intrínseca, obedecen entonces al nivel de maduración del ser humano.

Se han realizado muchos estudios sobre aprendizaje y motivación, en los cuales se podría inferir que la motivación que debe rescatar el profesor responde a gustos e intereses de los estudiantes que es necesario considerar para la búsqueda de estrategias y recursos que colaboren a lograr los aprendizajes. Para aportar más a esta visión, podemos decir que la motivación permite lograr más y mejores aprendizajes, permite tener una buena actitud de los estudiantes hacia la clase, hacia el profesor y hacia sus propios aprendizajes. Y, finalmente, permite estimular nuevos conocimientos.

Ahora bien, se ha partido del supuesto, relatado por muchos estudiantes universitarios, que el hecho de estudiar una carrera ya les ayuda a auto motivarse por aprender en la disciplina escogida, y que, por lo tanto, sería un camino que los lleva a una profesión que ellos anhelan la mayoría de las veces. En este caso la motivación es el punto de partida. Ante esta creencia que subyace encubierta se deja tranquilo el afán de buscar estrategias motivacionales, que en algunas ocasiones podrían impedir a algunos profesores universitarios realizar una didáctica centrada en el estudiante en el ámbito emocional vinculada directamente hacia la motivación. Realizar una clase requiere de estrategias, pero muchas veces éstas apelan solamente a componentes intelectuales y exigen la comprensión, análisis del conocimiento sin un compromiso por hacerlo parte de su bagaje formativo partiendo de lo emocional.

La motivación es un bien deseable y necesario que es preciso conquistar en aras de logar
aprendizajes que perduren y sean significativos para el estudiante. Y esto, es precisamente porque la motivación es el impulso que requieren los estudiantes para conquistar sus propias metas y desarrollarse plenamente.


*Profesora Ped. en Artes Musicales

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